Desafío 200K en el San Cristóbal
El desafío es totalmente gratuito y consta de dar 13 vueltas en un circuito de 15,4kms. ¡La Pame fue la primera mujer en completarlo!

Hace un par de semanas un amigo (Sergio, te dije que te iba a echar la culpa) me mandó una publicación por Instagram de este desafío: pedalear 200 kilómetros en un circuito de 15,4 kilómetros que pasa por dentro del Cerro San Cristóbal y se conecta con la ciclovía de Andrés Bello. La idea de los creadores es superar la distancia de 200 kilómetros, para eventualmente enfrentar un desafío #brevet.
Sobre el desafío:
El desafío es totalmente gratuito y consta de dar 13 vueltas en un circuito de 15,4km que pasa por dentro del Cerro San Cristóbal desde Pionono hacia La Pirámide y se conecta con la ciclovía de Andrés Bello para después ir bordeando el cerro desde Pedro de Valdivia hasta la entrada del Zoológico, la idea de salir del cerro es para que te tomes un respiro, ya que todo ese trayecto no tiene subidas y los semáforos serán tu mejor aliado para ir recuperando fuerzas y logres cumplir el objetivo.
Me pareció un super desafío. ¡Así que prendí con agua! Leí bien las indicaciones y me pareció que era algo que podía lograr. Y si no lo lograba, ¡qué importa! La idea era salir a pedalear, lo que tanto nos gusta hacer.
Aquí les contaré mi experiencia (resumida), para las que se quieran motivar.
Partimos a las 7.30 am, con Sergio y otro amigo que se motivó (saludos Coke). Sugiero empezar más temprano, apenas esté con luz, ¡porque se pasa muy rápido la hora! Y en mi caso no quería que se me hiciera de noche, en parte por sentirme segura y en parte porque soy media ciega y de noche se me complica la visibilidad jajaja así que quería terminar antes que oscureciera, que en esta época del año es tipo 18:00 hrs. Además, hay que considerar que Parquemet cierra a las 19.30 hrs.

Partimos como avión las primeras 3 vueltas al circuito y llegamos al primer punto de control (PC1) que es en el kilómetro 49 en el Torreón Victoria. Seguimos pedaleando, y nos dimos cuenta no lográbamos ir todos al mismo ritmo porque nos dispersamos en algunos tramos. Hay que considerar que hay que subir Pío Nono y luego hacia la Pirámide por lo que el ritmo de cada uno variaba. Así que nos pusimos de acuerdo, para juntarnos antes del siguiente punto de control a comer algo un poco más contundente (llevé barritas de cereal, unos geles y unas galletas que iba comiendo sobre la bici durante todo el desafío, además de ir tomando agua siempre). Infaltable mote con huesillos y a seguir pedaleando.
Eran aproximadamente las 13:30 y ya estábamos en la mitad del desafío, en el kilómetro 100, en La Pirámide. Sacando la cuenta, decidí que no iba a parar más, sólo paradas cortas a rellenar agua y al baño para poder cumplir con la distancia dentro de la hora límite. Así que me puse pedalear con todo, avanzaba y la verdad no sabía en qué vuelta iba jajaja, sólo quería lograrlo y me creía capaz de hacerlo. Llegué al PC3, que es en el Zoológico Nacional y estaba feliz. ¿Cansada? ¡También! pero con la motivación de que lo estaba haciendo, y que ya quedaban los últimos 50 kilómetros.

Pedaleé con toda la determinación a lograrlo y que no se me fuera la luz (eso era lo que más me preocupaba la verdad). Cuando ya estaba en la última vuelta del circuito fue lo mejor: lo disfruté y me puse a grabar algunos videítos de las vistas que podemos ver desde nuestro querido Cerro San Cristóbal. La cordillera nevada se veía preciosa por la lluvia de los días anteriores. Así que seguí, seguí, seguí y llegó el momento de cruzar el puente del funicular después del zoológico que es la meta. ¡Lo había logrado!
Siendo las 19:00 aprox., había pedaleado los 13 giros al circuito, los 200 kilómetros, más de 12 horas arriba de la bici. Desafío logradooo. La foto de rigor y la satisfacción de haberlo hecho. Estaba cansada, con un hambre feroz, me faltaba el pedaleo de vuelta a la casa, así que, a aperrar los kilómetros de vuelta. La felicidad y satisfacción de hacer el desafío lo valen. Mayor fue mi sorpresa cuando los creadores del desafío me dijeron que había sido la primera mujer en lograrlo. Desafío un poco loco, pero de que estuvo bueno, estuvo bueno.

Dentro del tema “técnico” es buenísimo porque puedes comprar comida dentro del cerro: hay para rellenar agua, baños y es seguro porque estás relativamente cerca de tu casa: dentro de la ciudad.
Además, para mí es super icónico que sea en el Cerro San Cristóbal. Tiene un valor hasta sentimental, en mi caso (y estoy segura de que varias) años atrás, subía a la virgen super cansada, en realidad varias veces fui y llegaba a la mitad, y luego iba llegando cada vez más arriba. La primera vez que llegas a la virgen es super emocionante: “¡lo hice, lo logré!”. Es increíble lo que nos da la bicicleta, como nos hacer disfrutar, sufrir, superarnos, conocer gente, enfrentar desafíos, etc. de una manera tan sencilla, pero compleja a la vez.
En este escrito, no quise dar muuuchos detalles de la experiencia en cuanto a: cuándo paré exactamente, lo que comí, cuantas veces fui al baño, la ropa, etc. para no dar la lata, pero obviamente la que se motiva, estoy feliz de ayudarla en lo que pueda para enfrentarlo. Las invito a todas las que tienen el bichito de intentarlo que lo hagan.
Si te animaste y quieres ver todos los detalles del desafío para realizarlo, aquí están:
¡Saludos a todas!
Pame Lagos